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Monday, September 14, 2015

Yo Soy El Pan De Vida

(Juan 6: 31-58)
El hambre es una realidad insoslayable en este escenario mundial. Las imágenes que nos llegan de lugares con menos recursos que los nuestros, son muy elocuentes. Pareciera que el “caballo negro” del Apocalipsis sigue cabalgando, dejando tras si un a estela de miseria, dolor y muerte. Cada 3.6 segundos alguien muere de hambre. Se estima que 24.000 personas mueren de hambre todos los días. Y las 3/4 de las personas muertas son niños menores de 5 años.

El 50% de las familias sufren de hambre teniendo apenas una comida por día. Muchos niños ya están afectados física y mentalmente para alcanzar algún tipo de estudio. De modo que el hambre hace su trabajo cotidiano. Oramos pidiendo, “el pan nuestro de cada día” porque nuestro cuerpo necesita alimentarse. Pero es una comida que sacia el hambre temporalmente. El contexto del presente pasaje nos habla de una multitud que fue alimentada por Jesucristo. Por el número de los varones, sin contar a las mujeres y los niños, se estima que pudo haber llegado a más de 10 mil personas. Como en cualquier otra situación, esta gente llegó a pensar que habían encontrado al Profeta que les iba suplir del pan material todos los días. El milagro de la multiplicación de los panes y los peces despertó en la multitud el deseo de hacer a Jesús su propio rey. Ellos estaban enterados de lo que Dios hizo a través de Moisés en el desierto. Por cuarenta años recibieron alimentación sin sembrar ni cosechar. La tendencia humana es la misma. Son tantos los que no quisieran trabajar para comer. Pero Jesús corrigió ese estilo de vida. Su exhortación es especialmente a trabajar, y sobre toda por aquella comida imperecedera v.27. La comida “que no perece” tiene que ver con Jesucristo mismo. Él es el “pan que descendió del cielo” v.41 El vino para suplir el pan que más necesitamos, “pues no solo de pan vivirá el hombre..” (Lc.4:4) No hay necesidad de otro alimento espiritual fuera de Jesús. Con él estamos completos. No hay por que carecer del pan spiritual, si tenemos a Jesus, siempre seremos saciados del alimento que nutre el alma, el espiritu, la mente y el cuerpo.

Leonel@