Creer, amar y esperar cuando todo va bien es muy sencillo, pero creer en Dios, amarlo y esperar en Él cuando las cosas no van como queremos ¡es un reto muy grande! Porque dentro de nosotros sabemos que Dios tiene el poder de terminar con nuestras angustias, Él podría darnos la solución en un instante, podría sanarnos, proveernos o arreglar nuestras fallas en un abrir y cerrar de ojos, pero a veces no lo hace. Y saber que Él decide no hacerlo ¡cuesta mucho en el corazón! Es ahí cuando ser cristiano cuesta y demanda de mucho coraje y valor. Se necesitan más que buenas intenciones y bonitas palabras para permanecer unidos a Dios y confiando en Él cuando las circunstancias a nuestro alrededor no nos dejan verlo en nuestras vidas!
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