Yo sé que mi Redentor vive,
Y al fin se levantará sobre el polvo;
Y al fin se levantará sobre el polvo;
Y después de deshecha esta mi piel,
En mi carne he de ver a Dios;
En mi carne he de ver a Dios;
Al cual veré por mí mismo,
Y mis ojos lo verán, y no otro,
Aunque mi corazón desfallece dentro de mí.
Y mis ojos lo verán, y no otro,
Aunque mi corazón desfallece dentro de mí.
El autor confesó: “Mis mejores libros nunca fueron escritos porque mis mejores pensamientos nunca se convirtieron en palabras.” Todos hemos sentido eso, ¿verdad? Todos hemos tenido esos momentos brillantes cuando un pasaje, o una doctrina, nos pareció tan clara, tan firme, tan organizada. Pero para cuando encontramos una libreta y un bolígrafo, el pensamiento se había desinflado como un viejo neumático. Nos esforzamos tanto como pudimos para revivir ese pensamiento, pero nunca tuvo la misma forma.
Su sufrimiento, conocido aún el día de hoy, también era legendario entonces. Sus muchas posesiones habían desaparecido. Sus diez hijos estaban muertos. Su buena salud era un recuerdo. Y llegan sus amigos a preguntar: “¿Por qué? ¿Cuál era el pecado en la vida de Job que le costó todo esto?” Job ignoraba el porqué de su sufrimiento, pero creía que en ello había algo más. Creía que sería reivindicado por alguien que llamaba “mi Redentor”. Ansioso para documentar su argumento, dijo: “¡Oh, que mis palabras fuesen escritas! ¡Quién diese que se escribiesen en un libro! Que con cincel de hierro y con plomo fuesen esculpidas en piedra para siempre. Yo sé que mi Redentor vive” (Job 19:23-25
23 »¡Quién diera ahora que mis palabras fueran escritas! ¡Quién diera que se escribiesen en un libro, o que con cincel de hierro y con plomo fueran esculpidas en piedra para siempre! Pero yo sé que mi Redentorg vive, y que al fin se levantará sobre el polvo, Por suerte para nosotros, el deseo de Job se hizo realidad. Sus palabras fueron preservadas. Su FE fue reivindicada. Su Redentor vive!¡Qué gran mensaje para hoy! A pesar de que fue predicado 2.000 años antes del evento, proclama la historia de “¡ESPERANZA!” Incluso hoy día sigue siendo el principal tema de todos los tiempos. En este loco, confuso, incierto mundo: “Yo sé que mi Redentor vive”. Las lluvias caen, y las aguas suben, pero “mi Redentor vive”. A lo bueno se le llama malo y a lo malo se le llama bueno, pero “yo sé que mi Redentor vive”.
23 »¡Quién diera ahora que mis palabras fueran escritas! ¡Quién diera que se escribiesen en un libro, o que con cincel de hierro y con plomo fueran esculpidas en piedra para siempre! Pero yo sé que mi Redentorg vive, y que al fin se levantará sobre el polvo, Por suerte para nosotros, el deseo de Job se hizo realidad. Sus palabras fueron preservadas. Su FE fue reivindicada. Su Redentor vive!¡Qué gran mensaje para hoy! A pesar de que fue predicado 2.000 años antes del evento, proclama la historia de “¡ESPERANZA!” Incluso hoy día sigue siendo el principal tema de todos los tiempos. En este loco, confuso, incierto mundo: “Yo sé que mi Redentor vive”. Las lluvias caen, y las aguas suben, pero “mi Redentor vive”. A lo bueno se le llama malo y a lo malo se le llama bueno, pero “yo sé que mi Redentor vive”.
Pueda ser que hoy nos esta llendo mal, las finanzas, la salud, nuestra familia, el matrimonio, o nuestro negocio.... Igual como le fue a Job. El no perdio la esperanza, pues contaba con aquel que podia levantarlo de nuevo, y restaurarle todo aquello que habia perdido. No pierdas la esperanza!