Recuerdo cuando salia con mis hijos peque~nos al mercado. Ellos sabian que no podian retirarse muy lejos de mi, porque corrian el peligro de perderse en la tienda. Aun asi lo hicieron algunas veces , y pasaron un mal rato tratando de encontrarme. Claro dando el nombre de ellos a una cajera, se anunciaban por vocina y enseguida daba con ellos. Israel exprimentaba gran adversidad y se sintieron abandonados y olvidados por Dios. (Is 49:14-17) mas Dios les responde con seguridad , " en mis manos estas"... como lo hace con cualquier creyente que esta pasando por momentos de prueba. El amor de Dios por nosotros ,,sus hijos,, es mayor que el afecto natural de una amorosa madre por sus hijos. Es inconcebible que EL nos olvide nunca, sobre todo en esos momentos de afliccion y desesperanza. Jamas menguara su amor y compasion por nosotros, a pesar de las circunstancias de la vida. El cuida de nosotros con gran ternura , y podemos tener la seguridad de que El nunca nos dejara . La evidencia del gran amor de Dios es que El nos ha esculpido en las palmas de sus manos, de modo que nunca puede olvidarse. Las cicatrices en sus manos estan siempre delante de sus ojos como un recordatorio del gran amor con que nos ha colmado , y de su deseo de seguir cuidando de ti y de mi.
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